domingo, 16 de octubre de 2011
A propósito de una voz...
Humeztante voz,
que quiebra las notas de la letanía.
Libera el pensamiento de lúgubres emociones,
de tonos manchados de tristeza.
Sólo hay un esbozo,
y crece sin aliento,
abraza la voz que penetra por mis dedos.
Mariló Rivera
sábado, 24 de septiembre de 2011
Te regalo la inmortalidad, para que abras los brazos y desde tu bondad, las carencias morirán.
Y yo inventaré una sonrisa desde el otro lado del umbral, crece mi alma y de puntillas, me sumerjo en el soñar.
Siembro mis dedos, en las notas de la lluvia, de un cantar......... De una melodía que me alimentará....
Conozco bien mi horizonte, lo escribiste en la palma de mi mano, junto a la eternidad....
Y dijiste.... "Crecerá contigo"
Mariló Rivera
viernes, 12 de agosto de 2011
... Pase lo que pase...
La complicidad de las olas
modela mi corazón de sal,
grita ...pase lo que pase...
el mar te despertará.
Los cómplices bajo la arena
son seducidos por el ocaso,
excavan con sus manos
un túnel hacia la eternidad.
Y los cuerpos rendidos al mar
construyen el muro del retorno,
retorno a la espuma de sal
que tus manos cobijarán.
Escribiré sobre el ocaso azul,
sobre el amanecer de los perdidos,
creceré sobre unos pies rendidos
y protegeré la arena bajo mi piel.
Ahí los castillos se sustentarán
y protegeré los muros con la sal,
mis olas abrirán las ventanas
para que puedas descansar.
Para ti.
domingo, 24 de julio de 2011
miércoles, 15 de junio de 2011
sábado, 19 de febrero de 2011
Escribir para vivir... Vivir para escribir
sábado, 5 de febrero de 2011
Crecen mariposas bajo mi almohada
y escucho el estrépito de sus alas.
El silencio llega a mi corazón,
y un ave de paso se asoma a mi ventana.
Siento la seda en mis sábanas
y mi soñar se desliza entre palabras.
Revolotea la poesía debajo de la cama
y las mariposas juegan con las palabras.
Y el ave que observa tras el cristal,
espera que mi mirada le diga hacia dónde volar.
M. Rivera
jueves, 27 de enero de 2011
Soledad
Naufrago del tiempo, sin saber si vives un presente,
sin querer vivir un pasado, prometiendo un futuro.
Las olas te arrastran hasta un pensamiento protegido.
Las horas pasan y la noche del naufrago se vuelve hacia él.
Tú me hablaste del naufragio, sentiste la soledad del mar.
Las huellas que dejaste, ya no están,
él se las llevó, la arena se las ofreció.
Y el mar sucumbió a tu dialogar, entendió que querías volver,
al pensamiento de los que aprendieron a levitar.
Así lo vi, así lo sentí.
Me enseñó que las huellas desaparecen para siempre,
que dentro de la inmensidad,
puedes abrir los brazos, puedes gritar, llorar, reir.
Su eco te devolverá tu pensamiento sin respuesta.
Sólo, el canto del mar.
Sólo, su Soledad.
M. Rivera
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