Pequeños caminos recorridos, que arañaron sus pies, que abrieron pústulas en la mente.
Rozando la locura, se deslizó por el lodo y ascendió entre acequias de dolor...
Utilizaba las palabras sin orden ni ley, sin cordura.
Y en ese halo de locura, los entresijos dialécticos abordaban el arte del delirio...
2 comentarios:
Rozando la locura, se deslizó por el lodo y ascendió entre acequias de dolor...Esas acequias árabes, que serpentean por nuestro cuerpo para regar la noche de nuestros sentidos...un abrazo desde azpeitia
La luz, siempre vuelve la luz
Sin duda
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