Vergel del poeta

Con frecuencia, escribir es despertar los fantasmas del pasado,

por otro lado, a veces, suelen nacer nuevos horizontes;

y es del universo de las palabras, de donde nace la inspiración,

en cierto modo se inspiran a si mismas, para formar un mundo...

Su mundo.

Siempre vuelve la luz

Pequeños caminos recorridos, que arañaron sus pies, que abrieron pústulas en la mente.

Rozando la locura, se deslizó por el lodo y ascendió entre acequias de dolor...

Utilizaba las palabras sin orden ni ley, sin cordura.

Y en ese halo de locura, los entresijos dialécticos abordaban el arte del delirio...

Me limito a vivir los espacios en blanco, donde crear se anula, para dibujar cada paso que doy, para esbozar la sensación de la contemplación.

Me limito a mimar mi pensamiento, intento conducir cada palabra, sobre la alfombra de la serenidad.

Me limito a contemplar las huellas, los rincones de mi cerebro, escribir la historia de mis pies.

Me limito a pasear, a observar los últimos tonos, el último dibujo, la mesa de trabajo, la habitación, los rostros.

Me limito a descifrar el sentido de los tres últimos libros, uno divertido, otro reflexión y poesía. Un laberinto de sensaciones, me quedo con la poesía.

Me limito a escuchar, reforzar mis tablas, esconderme en el sueño, contemplar las huellas de mis pies...

Me limito a respirar.